Ya se verá con el paso de los días el impacto de todas estas medidas en la factura eléctrica. Mientras tanto, pero, en muchos hogares seguirán poniendo el aire acondicionado para poder pasar el verano lo más fresquito posible.
El primer aparato en llegar a un hogar para poder paliar el calor es el ventilador. No necesita de mucho consumo para poder accionar el sistema de palas y hacer mover el aire para refrescar la estancia. Pero en muchos hogares este aparato se antoja absolutamente insuficiente y acaban por adquirir un aire acondicionado que tiene mucho más potencia y consigue refrigerar el ambiente de una manera más eficiente y duradera.
Funcionamiento del aire acondicionado
Un aire acondicionado no tiene un mecanismo tan simple como unas aspas. Su funcionamiento es más bien el de expulsar el aire caliente del interior hacia afuera a través de un sistema refrigeración por comprensión (el sistema más común). La extracción del calor de la estancia se hace a través de gases refrigerantes que cambian su estado de líquido a gaseoso absorbiendo en el proceso el exceso de calor de la habitación.
Mecánica del aire acondicionado
El aire caliente se extrae a través del evaporador del Split (la unidad interior) y desde el interior de esta luego un ventilador distribuye el aire refrigerado. Este aire refrigerado se creará en la unidad exterior (normalmente ubicada en el balcón o en la fachada). Esta unidad está formada por el compresor o condensador, que transformará el gas refrigerante en agua y la válvula de expansión, que hará el proceso inverso, liberará la presión del gas refrigerante y cambiará el estado de líquido a gaseoso.
De esta forma, la unidad interior se encarga de enfriar mientras que la exterior tiene la función de disipar el calor. En contraposición con el ventilador, un aparato de aire acondicionado no genera corrientes de aire, sino que se dedica a enfriar el aire mediante este circuito. El aparato irá regulado por un termostato, el cual se encargará de medir la temperatura de la habitación y reducir o aumentar la potencia de refrigeración según esté programado. En este sentido, el consumo energético de este aparato estará regulado según la diferencia entre la temperatura ambiente y la marcada en el termostato.
Este aparato tan necesario en verano pero tiene un consumo energético que hay que controlar pues depende de las horas en que este esté en marcha, la factura puede subir a más de 30 euros. Y eso solo para el consumo del aire acondicionado, sin contar la luz, la lavadora o el lavaplatos, entre otros.
Las potencias del aire acondicionado
El consumo de un aire acondicionado viene determinado por la potencia eléctrica de entrada y la potencia térmica. La primera hace referencia a la potencia que necesita el aparato para ponerse en marcha y seguir funcionando hora tras hora. Los aparatos domésticos se suelen mover entre una potencia de 500 W cuando funcionan al mínimo y los 1.500 W si están al máximo.
En cambio, la potencia térmica es la capacidad que tiene el aparato de enfriar o calentar. Los aparatos de aire acondicionado se categorizan a través de la potencia térmica. En este caso, el termostato tendrá lo suyo que decir pues será siempre el que ponga el tope cuando llegue a la capacidad de enfriar marcada.
La etiqueta de la eficiencia energética
Otra manera de medir la capacidad de un aire acondicionado es a través de su eficiencia que marca la etiqueta energética del aparato. En la etiqueta energética de cualquier aparato de aire acondicionado deberá mostrar el SEER (Seasonal Energy Effiency Ratio o escala de verano) y SCOP (Seasonal Coefficient of Performance o escala de invierno), que evalúan el rendimiento de un equipo en modo refrigeración o calefacción. La buena eficiencia del aparato será aquella que vaya de la etiqueta A+++ a la C. Si el consumo es moderado, será Do E. Y si el consumo se dispara, es alto, la etiqueta será o F o G.
El consumo energético de un aire acondicionado
Una de las claves para controlar el consumo energético del aire acondicionado está en la inversión en un buen aparato. Cuando mayor es el ratio de eficiencia energética, menor es el consumo. Pero claro está, el aire acondicionado que mejor eficiencia demuestre tendrá un precio más elevado. Pero a la larga, compensa. Hay que buscar siempre la mejor relación calidad-precio.
Las frigorías
Hay muchos modelos de aire acondicionado y cada marca tiene su producto top, aquel cuya potencia, cuyo diseño y su consumo le hacen más atractivo que los demás. Los más vendidos son los splits con una capacidad de 3.000 frigorías. La frigoría es la unidad con la que se mide la capacidad de enfriar que tiene el aparato. La medida estándar para enfriar una habitación es la de 100 frigorías por metro cuadrado, aunque en muchos casos con 50 frigorías por m2 ya es suficiente (y mucho más eficiente) para enfriar la estancia. Así pues si queremos enfriar un salón de 20 metros cuadrados y una altura de dos metros, tendremos que enfriar la habitación con aproximadamente 2.000 frigorías.
¿Pero qué potencia, en Kw, necesitaremos para generar estas dos mil frigorías? Debemos saber que un watio son 0’86 frigorías. Así que para enfriar esta habitación a dos mil frigorías deberemos emplear una potencia de 1’72 Kw. Pero la medida real, sobre la cual se rigen estos aparatos es el kw/h (quilovatio por hora). Los aparatos con 3.000 frigorías acostumbran a tener una potencia de de uno 1000 vatios la hora.
El consumo por Kwh
Ahora toca entonces calcular el valor en euros del kilovatio por hora. Eso lo refleja la factura, pero según la Red Eléctrica de España hoy mismo, 28 de junio, el precio está en una media de 0’35 €/Kwh. Así pues, si una hora de funcionamiento del aire acondicionado cuesta 0’35 euros, si el aire acondicionado está en funcionamiento 8 horas, siete días a la semana (un cálculo de máximos), serían 56 horas a la semana y supondría un gasto de 19,60 euros a la semana y unos 78’40 al mes. Un gasto enorme realmente.
Maneras de reducir el consumo del aire acondicionado
Aire corriente
La solución para poder reducir la factura del aire acondicionado pasa por no usar tanto tiempo el aparato. Es verano, es hora de buscar actividades al aire libre. Pero si por lo que sea debes permanecer muchas horas en casa, hay alternativas al aire acondicionado. Lo primero es abrir las ventanas, que corra el aire natural y que al mismo tiempo se renueve el aire interior para que no esté tan viciado.
Uso y tipo de ventiladores
Luego está el uso de otro aparato de gran utilidad en verano y que ya hemos mencionado: el ventilador. Aunque el ventilador no refresca toda la estancia, nos ayudará si estamos mirando la televisión o trabajando en el ordenador. Simplemente con enfocarlo hacia nosotros, ya nos transmitirá la sensación de frescor. El ventilador puede llegar a reducir la sensación térmica hasta cinco grados.
Hay dos tipos de ventilador: el portátil y el de techo. En el primer caso, hay varios tipos, un ventilador normal i corriente de aspas, pequeñito y fácil de transportar. O también las consideradas torres, aparatos más alargados que tiran aire a través de sus rendijas y que tienen un movimiento oscilante. Luego están los de techo, más eficientes. Estos son capaces de hacer circular el aire por toda la habitación. Estos son los que están más cerca del aire acondicionado en cuanto a generar confort térmico.
Combinar ventilador con aire acondicionado
Luego está la posibilidad de poder combinar los dos aparatos: el aire acondicionado y el ventilador. Un rato para que el confort térmico de la estancia se asiente con el aire y luego se usa el ventilador para lograr rebajar algún grado más y mantener, de manera más directa, el frescor en nuestro cuerpo.