Dejar el gas ruso
Sin duda, los contratos de los distintos países europeos con los rusos para el suministro de gas suponen para el Gobierno de Putin una grandísima fuente de ingresos, de millones de euros diarios. Así pues, algunos países europeos ya han empezado a actuar en consecuencia y ya están buscando otras fuentes de suministro. Al final, todo este conflicto ha provocado la subida del precio del gas y de la energía en todo el continente.
Uno de los últimos países en dejar de importar combustibles fósiles procedentes de Rusia es Lituania. El presidente de Lituania declaró que el país no quiere financiar la “maquinaria de guerra” rusa y por eso dejan de importar petróleo, gas y electricidad de este país. Es un acto de solidaridad con el pueblo ucraniano. Pero no es el único país que ha cortado la relación con el gas ruso.
El castigo de Rusia
De hecho es Rusia quien hace lo propio para que estos países se vayan. Obliga a los estados a pagar en rublos si quieren seguir disfrutando de su gas. La UE se negó esgrimiendo que este mecanismo era ilegal, pero todo quedó en el aire. De todas formas, hasta el día de doy ya habido tres países que se han negado a pagar en rublos: Bulgaria, Polonia i Finlandia. Las consecuencias para estos países han sido inmediatas: ni el gas ni el petróleo ruso llega ya a estos países.
A pesar de este grave problema, los mandatarios de estos tres países se han apresurado a presentar las nuevas fuentes alternativas de suministro de gas. En el caso de Bulgaria han anunciado que conseguirán el gas necesario a través del interconectador de Grecia-Bulgaria que llevará gas de Azerbaiyán. Polonia quitó hierro al drama y declararon que a través del gasoducto Baltic Pipe y con las reservas que tiene podrían aguantar. Mientras en Finlandia, el último país que ha sufrido el corte por parte de Rusia (sobre todo a raíz del anuncio del país nórdico de integrarse en la OTAN), también dice que suministrará gas natural licuado a sus ciudadanos a través del gasoducto Baltic Connector. Hasta el próximo invierno, pero, no se sabrá realmente el alcance del corte de suministro del gas ruso y de la capacidad de las fuentes alternativas.
Los países más dependientes del gas ruso
Mientras, otros países europeos tratan de jugar su partida sin dejar de recibir el gas ruso. Hay una lista larga de países que se nutren de gas ruso. Hasta 14 países europeos superan el 50% de abastecimiento de gas con este país. Los países con mayor dependencia gasística con Rusia son, según los datos recogidos por la Agencia Europea para la Cooperación de Reguladores de Energía (ACER), Bosnia-Herzegovina, Macedonia del Norte y Moldavia con una dependencia del 100 por ciento. Con el 90% están Finlandia (ya fuera del suministro por negarse a pagar en rublos), Georgia y Letonia. Con porcentajes de más del 70 por ciento están Bulgaria (fuera también de la lista), Estonia y Eslovaquia. Luego vienen Croacia (68%), República Checa (66%) y Austria (64%).
Alemania, una de las principales economías europeas recibe el 55% del suministro de gas natural de las centrales rusas. Precisamente el Gobierno alemán ha cerrado un contrato de alquiler con Noruega y Grecia para el uso de terminales flotantes de Gas Natural Licuado que les ayuden a desconectarse de Rusia.
Sanciones contra Rusia que no llegan
Mientras tanto la Unión Europea también trata de ahogar las fuentes de financiación de Rusia. Una de estas medidas planteadas, en forma de paquete de sanciones, es la de prohibir la importación de petróleo ruso, el segundo recurso natural ruso que más se exporta en la Unión Europea. Mientras que la dependencia del gas ruso en la UE es del 40%, la del petróleo ruso es del 25%. Hungría es el país europeo con más petróleo ruso (60%) y es el que lidera, junto con la República Checa y Eslovaquia, la resistencia a aplicar este paquete de sanciones hasta que no tengan más garantías por parte de la UE.
Medidas anti Rusia
De todas formas, la Comisión Europea sigue trabajando para aplicar un plan de choque contra la dependencia de los combustibles fósiles rusos. La semana pasada pusieron sobre la mesa un paquete de medidas y acciones a cumplir en los próximos meses destinados a cortar los lazos energéticos con Rusia. Una de las primeras medidas, en caso de que Putin cierre el grifo definitivamente para toda Europa, es la de fijar un límite común al precio del combustible, luego coordinar un racionamiento del suministro, así cómo aplicar mecanismos de solidaridad con los países más afectados por el cierre.
Sin duda, no será fácil llegar a un acuerdo entre los países miembros sobre el precio común del combustible. Estas medidas de emergencia implican un cambio legislativo, es decir que los 27 estados miembros de la UE discutan y aprueben la medida para que los técnicos prepararen los textos legales. La complejidad del acuerdo es admitida por todas las partes, sobre todo a la hora de decidir cuál sería el precio y quién lo fijaría.
Tope al gas en Europa
Cómo ya se ha comentado, España (junto con Portugal) ha conseguido que la UE aprobara un tope al gas para que éste no repercutiera en la factura de la luz. En este sentido, Bruselas anuncia que si algún otro país miembro argumenta correctamente una situación excepcional referente al encarecimiento de la luz, podrá aplicársele la tasa ibérica. De hecho, más de un gobierno europeo ya está tomando la iniciativa para ayudar a los hogares más vulnerables, utilizando los llamados “beneficios caídos del cielo” de las compañías eléctricas.
Medidas hacia la transición verde
Todas las medidas que prevé aprobar la Comisión Europea están contempladas para favorecer la aplicación de los planes hacia la transición verde. Dejar de utilizar gas ruso supondrá un ahorro de 210 mil millones de euros con el que se podría destinar aún más recursos para el Pacto Verde Europeo. No solo es desprenderse de la asfixia rusa, sino apostar por las energías renovables para dejar de depender de los combustibles fósiles. Pero el camino es largo y la UE no puede “sustituir el gas ruso y bajar los precios de manera milagrosa». Así que, de momento, para paliar el desabastecimiento, la UE propone la compra conjunta de gas natural licuado e hidrógeno a través de una plataforma a la que cualquier gobierno europeo puede adherirse. Pero todo está en el aire todavía.
Acuerdo de cooperación España-Catar
Mientras tanto en España, al ser muy poco dependientes del gas y el petróleo ruso, estas medidas no nos conciernen todavía. De todas formas el Gobierno Español está moviéndose y cerrando acuerdos para poder disponer del gas necesario. Uno de los últimos acuerdos es el establecido entre España y Catar. El encuentro entre el emir Tamim bin Hamad Al Thani con Pedro Sánchez ha terminado con una declaración conjunta en el que destacan que hay que “Impulsar las relaciones entre ambos países, unidos por lazos de amistad, para construir una nueva alianza estratégica” y reforzar la “colaboración en los ámbitos de la energía, la defensa, la educación y el deporte”.
Aunque, de momento, no hay nada concreto. Solo es un acuerdo de cooperación con un socio estratégico en materia energética, pues Catar es considerado el primer explotador mundial de gas natural licuado. En la actualidad tiene una capacidad de producción anual de gas de 77 millones de toneladas netas. En 2024 prevén que aumente hasta los 110 millones. Tras Rusia e Irán, es el tercer país con más reservas de gas natural.
Pero teniendo en cuenta las tensas relaciones con Argelia, uno de los principales proveedores de gas para España, el Gobierno de Pedro Sánchez se ha querido blindar con un acuerdo con un socio que hoy es el quinto proveedor de GNL con un 6’3% del total importado.